El año 2020 planteó exigencias inéditas a la UST desde el punto de vista académico, pero también permitió grandes e importantes aprendizajes. En ese sentido, puso en evidencia la capacidad de la Institución para autorregularse, adaptarse frente a la crisis sanitaria reaccionando oportuna y adecuadamente -a pesar de su gran tamaño- y así dar continuidad al proceso formativo de sus estudiantes.
Asimismo, los planes de acción que se pusieron en marcha reflejaron las fortalezas de la nueva política de aseguramiento de la calidad, y se orientaron a asegurar la continuidad y calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje impartido en un contexto de virtualidad.
En materia de gestión curricular se ajustó el calendario académico y se realizó un reordenamiento curricular. Un 75% de las asignaturas fueron virtualizadas.
En gestión de docencia se establecieron clases telepresenciales, lográndose una participación de 2.343.298 estudiantes en Teams. Un total de 2.657 académicos fueron capacitados en el uso de distintas estrategias metodológicas y mecanismos de evaluación.
A nivel del acompañamiento estudiantil se virtualizó el quehacer de los centros de aprendizaje, de manera que los estudiantes pudieron acceder a ellos en forma remota, lográndose 31.863 atenciones 100% online a lo largo del país.
También se evaluaron los resultados de aprendizaje para detectar las brechas generadas por el sistema a distancia. En esa línea, la mayoría de las asignaturas alcanzó un cumplimiento sobre el 70% de los resultados de aprendizaje esperados, e incluso algunas superaron el 94% de logro.
A través de las sedes se realizó un levantamiento de las necesidades de los estudiantes y se establecieron medidas de apoyo financiero y tecnológico, mediante becas de conectividad, préstamos de equipos, reprogramación de cuotas y opción de retiro sin pago. Durante el año 2020 se entregaron 5.570 becas de conectividad.